El calzado de piel es de los más populares, sino el que más, por su calidad, durabilidad y resistencia. Sin embargo, no todos los tipos de piel son iguales, ya que podemos adaptar la piel a diferentes acabados para conseguir zapatos más transpirables, más calentitos, impermeables, brillantes… Y cada uno de estos acabados tiene un mantenimiento diferente. ¡Quédate, que te lo contamos todo!
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CUERO DE PIEL DE FLOR
Este cuero es la capa superior de la piel, tratada hasta que queda con una textura lisa. Normalmente se hace a partir de piel bovina o caprina que, mediante un proceso de curtido, quedan listas para ser usadas en bolsos, zapatos o chaquetas.
El curtido consiste en el tratamiento mecánico de la piel para alisarla, estirarla y darle elasticidad y su posterior recubrimiento con cera, que le da su aspecto característico. Por eso, la forma de mantener nuestros zapatos de piel en buen estado es abrillantándolos con cera, previniendo así su sequedad y agrietamiento y alargando su vida útil.
¿Cómo lo hacemos?
- Limpia el polvo con un paño suave humedecido en agua. Si la suciedad es mayor (por ejemplo, barro seco) usa un cepillo de cerdas rígidas pero suaves y luego pasa el paño para asegurarte de retirar todo el polvo.
- Aplica betún del color correspondiente al zapato o uno incoloro, como prefieras.
- Con el betún seco, usa el cepillo para retirar el exceso.
- Frota con un trapo de algodón limpio y seco, ¡verás que brillo!
Además, para mantener su vida útil, debemos nutrirlos cada cierto tiempo, así mantendremos la piel flexible y brillante, previniendo que se reseque y agriete. Esto es bueno realizarlo un par de veces al año, especialmente antes de guardarlos para el cambio de temporada, así nos aseguraremos que sigan en perfecto estado cuando volvamos a necesitarlos.
ANTE O PIEL VUELTA
El ante es muy elegante pero también más delicado que la piel de flor, ya que se hace con la parte inferior del cuero, normalmente de cordero, cabra, cerdo o ternero. Este material tiene una textura aterciopelada muy agradable al tacto, pero que los hace muy delicados a roces y bajo ningún concepto pueden mojarse.
Algunos trucos para mantenerlo perfecto son:
- Rociarlo con un spray impermeabilizante: Rociarlo de forma regular con este spray hará que mantenga más tiempo su color original, que sea más resistente a las manchas y que sea más fácil de limpiar. Recuerda hacerlo siempre sobre el zapato bien limpio.
- Cepillo de cerdas suaves: para eliminar todo el polvo que hayan podido acumular tus zapatos, un cepillo de cerdas suaves usado en el mismo sentido del pelo es perfecto. Aconsejamos hacer esto especialmente antes de guardarlos para la próxima temporada.
- Paño húmedo: para quitar manchas pequeñas y de poca importancia podemos mojar un pañito de algodón limpio en agua y escurrirlo muy bien. Para manchas más difíciles podemos diluir un par de gotas de jabón neutro (tipo lavaplatos) o de amoniaco en un bol con agua y, con la bayeta bien escurrida, limpiar a toquecitos y luego dejar secar al aire pero sin que le dé el sol directamente, para que no pierda color. Es muy importante que el paño o bayeta esté muy escurrido para evitar empapar la piel y que quede un antiestético cerco al secarse.
- Para limpiar manchas de agua, lo mejor es humedecer el resto del zapato con un paño bien escurrido, rellenar el interior del zapato con papel de periódico y dejar secar en un lugar seco donde no les de la luz del sol. Con esto intentaremos prevenir los «cercos» que dejan las manchas húmedas al secarse. Si lo que queremos es limpiar barro, es mejor retirar todo el exceso que podamos, dejar secar el resto, cepillar en el mismo sentido del pelo y entonces ya proceder a humedecerlo.
NOBUK
Aunque en muchos casos se confunde con el ante por su textura suave al tacto, el nobuk es el resultante de pulir la capa exterior del cuero (la misma que se usa para la flor de piel), lo que da como resultado una capa aterciopelada pero más resistente que la de la piel vuelta.
Aunque sea algo más resistente, sigue siendo delicado, y sus cuidados son similares al del ante, ya que al eliminar la capa más superficial también se vuelve más débil ante la lluvia, el barro…
CHAROL
En este caso, también partimos de la flor de piel, pero terminamos el zapato con una laca especial que le da ese toque elegante y festivo, casi lujoso, y muy brillante. Esta laca es fácil de rallar por lo que se recomienda tener mucho cuidado con estos zapatos.
¿Cómo lo hacemos?
- Eliminamos el polvo acumulado con un paño de algodón humedecido en agua, bien escurrido, y dejamos secar.
- Con un trapo seco aplicamos cera incolora para calzado. Si no tuviéramos la podríamos sustituir por un poco de vaselina o crema grasa siempre que sean incoloras o con unas gotas de aceite.
- Una vez seca la crema, usa un trapo limpio y seco para frotar hasta sacar brillo… ¡perfectos!
¡Recuerda que nunca debes de lavar ninguno de estos zapatos en la lavadora o totalmente sumergidos!
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